Las personas, las sociedades y las empresas se enfrentan a la realidad de un mundo en transformación. Además de la aparentemente interminable oferta de shocks, siendo la trágica violencia en Medio Oriente la más reciente, claramente se están gestando profundos cambios estructurales desde la geoeconomía hasta el cambio climático y la inteligencia artificial. Dado este nivel de incertidumbre y lo mucho que está en juego, existe una clara necesidad de pasar firmemente del diagnóstico de los desafíos a las soluciones.
Con la erosión de la confianza, las visiones a largo plazo pueden ser demasiado abstractas para adoptarlas, mientras que centrarse simplemente en las respuestas a las crisis actuales dejará a todos vulnerables a las transformaciones que se avecinan. Lo que se necesita son plataformas nuevas y mejoradas para el diálogo, alianzas más sólidas, marcos de políticas ágiles y un despliegue eficaz de tecnologías que puedan generar beneficios prácticos e implementables para las sociedades en horizontes tanto estratégicos como de corto plazo.